La escritura a través de Internet

Cuando compré mi primera computadora y me acerqué a los chat, me sorprendió la manera en que las personas de todas las edades escribían. Me resistí a escribir así, fue como un acto de protesta, no sólo por mi profesión de escritor (en la que todas las formas relacionadas con el lenguaje tienen importancia para uno), lo hice también por dignidad, por coraje, por rebeldía.
Yo supuse que la habilidad de escritura aumentaría y se generalizaría en el mundo entero; que escribir con corrección sería casi un requisito exigido... Y no, resultó un fracaso. Veo con gusto que algunas páginas ya exigen a los usuarios escribir con propiedad. Espero que esa tendencia vaya en aumento y todos los usuarios-lectores gocemos de una mejor manera la información que encontramos.
A veces, cuando chateo con mis sobrinos les pido que quiten tantas animaciones que vuelven ilegibles todos sus textos. Afortunadamente me han hecho caso.
Escribir bien (tratar de hacerlo) cuesta esfuerzo, exige un trabajo intelectual y movimientos ágiles de una habilidad manual ejercitada, sé que resulta mucho más sencillo el contagio de lo común, pero ¿acaso no es la búsqueda del hombre universal el progreso?
Ojalá esta reflexión los invite a mejorar su escritura en el futuro.

LA CERVANTA, sala de lectura

El nombre de mi sala de lectura se deriva de una anécdota registrada en los Archivos Reales españoles. Ahí se menciona a Miguel de Cervantes. La cosa pasó así: Un noble es herido en la calle donde vivía Cervantes, el hombre pidió ayuda a su puerta y fue socorrido por las mujeres que vivían con él (su tía, una hermana, una sobrina), mismas a las que se les da el sobrenombre de cervantas en la querella (según esto por "prodigar a los hombres alguna caricia a cambio de dinero"). El hecho me pareció bastante curioso. Me imagino a don Miguel de Cervante Saavedra escribiendo la segunda parte del Quijote en medio de esos servicios, comiendo de ellos... Más adelante presentaré los eventos gratuitos que tengo en La Cervanta.

El libro que estoy leyendo

La inmortalidad, de Milan Kundera

Mi relación con este libro es extraña. Comenzó de manera casual. Acompañé a un querido amigo, Juan Pablo Castro, a una tienda de discos y ahí lo compré, estaba usado. A los pocos días de esa compra viajé a España y lo llevé para leerlo durante el vuelo trasatlántico. Me dormí. Un mes lo traje por el Norte de España y nada... me era imposible comenzar apenas.
Eso ocurrió en el 2002, en los últimos cinco había intentado leerlo sin conseguirlo. Debo decir que Kundera es uno de mis autores preferidos; así que ese fenómeno de no-lectura me resultaba terrible.
Por fin, con muchas interrupciones, llevo leídas 259 páginas de sus 412. Les prometo mi comentario para cuando lo termine.

Poema: Hoy vi a una pareja caminar sin prisa

Hoy vi a una pareja caminar sin prisa

y también, por primera vez

le di un baño de sol a mi hijo

El cielo estaba lleno de tonalidades azules

profundas, claras

las nubes algodonadas y gigantescas

algunas profundamente blancas

otras cargadas de agua

el aire fresco, casi frío

Ayer llovió intensamente

agua helada, viento fuerte

nosotros asando arrachera

festejábamos a un emigrante

él asaba carne y tomaba cerveza

mi hermano lo acompañaba

los otros comíamos la carne

y bebíamos sodas

la tarde era jugosa y risueña

la obviedad estaba en todas partes:

en el chorizo asado

en el café de olla quemado

en la conversación canonizada

en el actuar de la gente

Los rostros alumbraban el día

como carbones rojizos

las sonrisas fueron el combustible

en que consumimos la tertulia

agradable en la que se nos vino la melancolía

Llegó la noche

y con ella el sueño

en que nos fugamos a la fortuna

a la fantasía que es vivir doblemente

en sí mismos, y en los otros