El nombre de mi sala de lectura se deriva de una anécdota registrada en los Archivos Reales españoles. Ahí se menciona a Miguel de Cervantes. La cosa pasó así: Un noble es herido en la calle donde vivía Cervantes, el hombre pidió ayuda a su puerta y fue socorrido por las mujeres que vivían con él (su tía, una hermana, una sobrina), mismas a las que se les da el sobrenombre de cervantas en la querella (según esto por "prodigar a los hombres alguna caricia a cambio de dinero"). El hecho me pareció bastante curioso. Me imagino a don Miguel de Cervante Saavedra escribiendo la segunda parte del Quijote en medio de esos servicios, comiendo de ellos... Más adelante presentaré los eventos gratuitos que tengo en La Cervanta.