(Léase como una oración)
Besana
arrástrame
penetra mi pesada sombra
hazme sonreír y callar
[tengo un tacto inalámbrico
con el que voy lejos
a tocarte. Estoy en tu piel
y siento los músculos de tu deseo]
El viento me lleva por encima de todo
de los lagos, de las rocas granizadas
del río y del bosque
Aún por encima del cielo
también por encima de las gargantas
y del fuego. Y de las cuevas
Los juguetes son los hinchados pezones
los alzados labios vaginales que lo dicen todo
todo, todo lo que es necesario y vulnerable:
las cuestiones felices, los inmortales hechos
[De cualquier modo tus signos son:
la maleza verde, la lluvia, la noche
el caminar engarzado, la sonrisa transparente
el viento]
El viento que me escucha
que me dice, que me interroga
es el mismo que te idolatra
el mismo que te quiere
el mismo que te construye
El viento no es inocuo
ni vacío ni estéril
Este viento es singular
permanente
casi se pronuncia
con vocablos que entenderíamos
Es el viento que me lleva
que me acerca aproximadamente
a la orilla tierna que eres
mujer del viento, sonora
ventisca de la humedad enamorada
Inquieta
porque son muchas las casualidades
que nos atrapan
muchas las sugerencias
que nos provocan
El viento es la total esperanza
un guardarropa que nos espera
que guardará nuestras ansias
y nuestras almas
Mientras nosotros, desnudos
abrigaremos, del uno al otro
la singular alegría de permanecer
penetrados, adentro, quietos
esperando la noche
Una noche larga que nos redime
que nos harta de amor
de palabras dulces
de actos heroicos, de excitaciones
Noches que son bisagras, compuertas
para llegar lejos y exhumarnos
el alma y los cuerpos
la voz y la mirada
El viento, el canto
la palabra, la pasión mordisqueada
Ya soy ahora de aire y vuelo
imagino que vuelo todo el tiempo
y lo hago, viajo y estoy dando vueltas
en un claro del bosque, en el cerro hueco
y libro mi batalla y te veo y te alcanzo
Tú también vuelas
Juntos volamos
y nos vamos
Poema: Uno es
Uno es
lo que al otro
bajo una silenciada noche
Así perduran los amores
en la fascinación de los rostros
y el encanto
Como dos sombras nos reptamos
debajo del cielo
en que anidaban las miradas
Nos encontramos porque ya nos habíamos soñado
—los sueños anteceden a las fantasías
y sobreviven a la memoria—
A pesar de los siglos y las costumbres
el amor perdura en su infinita agonía
y se vuelve uno y otro
viaja y sale y nos retorna
sí
como retoños o como charcos de agua
No
como soles, sí, eso
así es la finita mirada de tus ojos
chispeante, cristalina
casi agua y verso
y por lo tanto deseo público
casi popular y democrático
como una agigantada maraca que suena y me envuelve, que me agita, que me hace con tu nombre
hombre
con tu tótem como un surfista girando
en el acuoso mareaje
de tus senos diletantes
Uno es la graciosa huída
la herida permanente
el peinado quemado
los hombros destapados
Uno es lo que quiere el otro
sin sus manos, sin su rostro
como labios purgantes
como dedos asesinos
Es que el amor no conoce de autoridades invisibles
el amor es más terreno
es más de necesidad primera
es surco y carbón
se abre y se quema uno
es siempre O casi siempre
la florecida imagen de una paisaje en erupción que nos redime
que insiste a voluntad ajena sacarnos y echarnos para fuera
como si fuéramos intrusos de un paraíso que SE VENDE
o se alquila pero que siempre
no nos dice nada y a cambio nos extiende un pagaré sin fronteras o sin resortes
la puerta de salida está clausurada con cerrojo y todo
sin extintores ni señalética ni sala de espera o de lectura
las curvas siguen siendo peligrosas
y no se adhieren las llantas al pavimento
no sin tu sombra ni tus párpados montañosos
ni los enjambres que son tus manos y el alboroto que hace tu cabello
y el fuego, siempre el juego
de tus manos
Por eso se quema uno
por estar siempre despierto
y siempre arañado
y constantemente expuesto
a la radioactividad
que producen tus poros
y tus pulmones
Y el bullicio que causa
tu sexo en erupción radiante
las cenizas volcánicas
que son la invisible carpa
con que a diario
se cubre el firmamento
tú volcánica
tú pasto calcinado
tú hormiga
tú hacedora de felices horas
de honrosas hechuras
de melodiosos actos
por donde el aire penetra
y me envuelve
y me hace sentir
que aún en el olvido
existe, es cierto
la identidad secreta de las cosas
lo que al otro
bajo una silenciada noche
Así perduran los amores
en la fascinación de los rostros
y el encanto
Como dos sombras nos reptamos
debajo del cielo
en que anidaban las miradas
Nos encontramos porque ya nos habíamos soñado
—los sueños anteceden a las fantasías
y sobreviven a la memoria—
A pesar de los siglos y las costumbres
el amor perdura en su infinita agonía
y se vuelve uno y otro
viaja y sale y nos retorna
sí
como retoños o como charcos de agua
No
como soles, sí, eso
así es la finita mirada de tus ojos
chispeante, cristalina
casi agua y verso
y por lo tanto deseo público
casi popular y democrático
como una agigantada maraca que suena y me envuelve, que me agita, que me hace con tu nombre
hombre
con tu tótem como un surfista girando
en el acuoso mareaje
de tus senos diletantes
Uno es la graciosa huída
la herida permanente
el peinado quemado
los hombros destapados
Uno es lo que quiere el otro
sin sus manos, sin su rostro
como labios purgantes
como dedos asesinos
Es que el amor no conoce de autoridades invisibles
el amor es más terreno
es más de necesidad primera
es surco y carbón
se abre y se quema uno
es siempre O casi siempre
la florecida imagen de una paisaje en erupción que nos redime
que insiste a voluntad ajena sacarnos y echarnos para fuera
como si fuéramos intrusos de un paraíso que SE VENDE
o se alquila pero que siempre
no nos dice nada y a cambio nos extiende un pagaré sin fronteras o sin resortes
la puerta de salida está clausurada con cerrojo y todo
sin extintores ni señalética ni sala de espera o de lectura
las curvas siguen siendo peligrosas
y no se adhieren las llantas al pavimento
no sin tu sombra ni tus párpados montañosos
ni los enjambres que son tus manos y el alboroto que hace tu cabello
y el fuego, siempre el juego
de tus manos
Por eso se quema uno
por estar siempre despierto
y siempre arañado
y constantemente expuesto
a la radioactividad
que producen tus poros
y tus pulmones
Y el bullicio que causa
tu sexo en erupción radiante
las cenizas volcánicas
que son la invisible carpa
con que a diario
se cubre el firmamento
tú volcánica
tú pasto calcinado
tú hormiga
tú hacedora de felices horas
de honrosas hechuras
de melodiosos actos
por donde el aire penetra
y me envuelve
y me hace sentir
que aún en el olvido
existe, es cierto
la identidad secreta de las cosas
Poema: Me siento feliz
Me siento feliz
como un casquete polar
igual que mi Campana de la independencia
como unos claros, transparentes ojos
que a fuerza de tanta dichosa sinceridad
dicen: eh, muchacho, acá
…Y yo, como un toro, avanzo
llego, te alcanzo y permanezco
frágil, sin fecha de caducidad
sin autoridad moral pero sin ripios que lo vuelven
todo un signo de interrogación
y que siempre, eternamente
destruyen, embalsaman
como si mi alma fuera una monja
lapidada, amada, preñada
y por eso tan pecadora
como tus senos o mis manos
vengo al juicio de las cosas
(y más que cosas: actos)
adicto, lúdico, didáctico
con guía de papelería cara
Y soy un extraño
me gustan las botas azules
y un necio:
me enamoro de ti cada vez que te veo
y te respiro
y siento tu rodilla y muslos a mi lado
Como el viento fresco y terco
como los sueños rápidos y profundos
que son mares y soles
y descanso
Por eso, estoy contento
porque el mundo me es ajeno
y gratuito
y yo canto como si este fin de semana fuera lo único que yo quisiera vivir eternamente
Claro, dicen, no se puede ser inmortal
ni absolutamente hermoso
ni tener poderes de ningún tipo
Tenemos a cambio
nuestras miradas, nuestras manos
lo esencial que es mirarse y hallarse
desnudos, casi transparentes, y por lo mismo
casi eternos e inmortales y poderosos
y grandes… aunque en el fondo
—como un oficio—
permanezcamos adolescentes
mudos, entregados en la distancia
con una mesa de por medio
y un mesero terco en hacerme comer
mientras yo sólo quiero conversar
y hacerme uno con la palabra en tus oídos
como un casquete polar
igual que mi Campana de la independencia
como unos claros, transparentes ojos
que a fuerza de tanta dichosa sinceridad
dicen: eh, muchacho, acá
…Y yo, como un toro, avanzo
llego, te alcanzo y permanezco
frágil, sin fecha de caducidad
sin autoridad moral pero sin ripios que lo vuelven
todo un signo de interrogación
y que siempre, eternamente
destruyen, embalsaman
como si mi alma fuera una monja
lapidada, amada, preñada
y por eso tan pecadora
como tus senos o mis manos
vengo al juicio de las cosas
(y más que cosas: actos)
adicto, lúdico, didáctico
con guía de papelería cara
Y soy un extraño
me gustan las botas azules
y un necio:
me enamoro de ti cada vez que te veo
y te respiro
y siento tu rodilla y muslos a mi lado
Como el viento fresco y terco
como los sueños rápidos y profundos
que son mares y soles
y descanso
Por eso, estoy contento
porque el mundo me es ajeno
y gratuito
y yo canto como si este fin de semana fuera lo único que yo quisiera vivir eternamente
Claro, dicen, no se puede ser inmortal
ni absolutamente hermoso
ni tener poderes de ningún tipo
Tenemos a cambio
nuestras miradas, nuestras manos
lo esencial que es mirarse y hallarse
desnudos, casi transparentes, y por lo mismo
casi eternos e inmortales y poderosos
y grandes… aunque en el fondo
—como un oficio—
permanezcamos adolescentes
mudos, entregados en la distancia
con una mesa de por medio
y un mesero terco en hacerme comer
mientras yo sólo quiero conversar
y hacerme uno con la palabra en tus oídos
Suscribirse a:
Entradas (Atom)