Poemas Narrativos
A veces, como saben o suponen, uno toma las nombradas rachas para crear, para perfilar cierto estilo o sentido. Casi siempre esto resulta temático. Esa circunstancia me ha ocurrido a lo largo de mis letras. Tengo un llamado a escribir estas historias, así, de esta manera, con este título y con el seudónimo de siempre: Emanuel Alvarado.
Desde ayer
(desde hace varios días para ser preciso)
he venido tocando el silbido de Silvio
Su canto poético me ha gustado desde siempre
desde que lo descubrí en una grabación magnetofónica
Su voz desde siempre mantiene el carácter de la libertad
Escuché que vendrá a mi patria e iré a verle
cantaré junto a miles Pequeña serena diurna
y un Ojalá que es nuestro himno
A veces intento escuchar a otros cantautores
y me gustan y me embriagan
pero ya borracho siempre regreso y lo escucho
me deleita sobremanera su canto
la trova impregnada de trópico y caña
Mis libros llevan el sello de su zafra
el machete tendido, tierno, que entiende
que se esmera en abrir la brecha
en acortar la distancia que nos separa
del olvido y la indecencia
Me gusta de veras escuchar sus ecos cubanos
su mirada perdida en el mar caribe
su lengua extraña del mundo y de la Extremadura
Silvio apóstol, silbante amigo
(a mí como a Borges con Neruda
me pasa curiosamente lo mismo contigo:
no necesito tu socialismo para escucharte
y sin embargo sé no podrías serlo sin su permiso)
Enarbolas una bandera grande, cosmopolita
—la revolución latinoamericana como sexto sentido—
encallas y te levantas con pedazos de piedra en las rodillas
y cantas y te elevas como un paraguas alfombrado y mágico
Nada es igual, todo es distinto
después de escucharte como consciencia social
como si tus letras fueran un comunicado esencial
una forma distinta de decir lo profundo
el pecado que es dedicarse a ser diferente
O al menos, a formar parte de una masa distinta
Una propuesta que canta y desvela
que sonríe y propone
que mata poco a poco el aburrimiento en que viene cayendo el mundo
y los asuntos del Estado permanente del pleonasmo y el egoísmo