El viento que sacude mi cabello
se trasforma en aire libertario
Hace de mí un Quijote
Me lleva lejos
hacia el mar
—A esa distancia se distinguen perfectamente las cosas—
Ante tal proximidad uno siente la humedad en todas partes
uno se convierte en vapor de agua
a manera de una locomotora hinchada, jadeante, impetuosa
El viento es una autopista sin peaje
te lleva a todas partes: a los detalles
a la minúscula esencia de las cosas
El viento todo lo atraviesa
penetra todos los cuerpos
(es el mayor amante olvidado)
O como dice fragmentadamente Fernanda
(el nombre no sería importante si no tuviera esos labios…):
«El aire me envuelve, cálido, en un abrazo divino,
me eleva hasta el cielo y me vuela...
…me sube al espacio donde todo se vuelve infinito
y como un vendaval satisfecho
me deposita en el pasto y yo aterrizo
descalza, húmeda de los pies a la cabeza»
El viento penetra todas las formas del ser
—incluso las más obtusas—
y lo revienta, lo reinventa, lo vuelve un reo
de su propia melancolía
El aire, dicen, es de todos…
me río satisfecho por mi parte
de saber que nosotros somos de él
como ninguna cosa lo es de nadie
Porque el aire entiende de dos cosas:
que no podemos estar sin él
y que es el mejor remedio contra los dolores de cabeza
Al aire poca gente lo entiende
casi nunca estamos listos para ello
normalmente lo atravesamos sin fijarnos
sin tomarlo en cuenta pasa a nuestro lado